El bullying es un fenómeno que esta presente no solo a nuestro país, sino en todo el mundo con actitudes que van más allá de simples bromas o conflictos. Es más doloroso puesto que al tratarse de interacciones que producen sufrimiento pueden dañar de manera significativa la salud mental de su hijo o hija y hasta de usted mismo ya que el bulling no tiene edad.
Esto trás sufrir acosos es persistentes, mal intencionados y que vienen desde sus pares, considerado como asimetrico porque el que recibe la agresión no se puede defender.
Si bien estos hechos están muy asociados a la época escolar, el bullying no se limita sólo a los colegios. Es un problema transversal, que puede ocurrir en cualquier etapa de la vida como en la de la universidad o entre compañeros de trabajo.
Si este bulling ocurre durante la etapa escolar puede tener un impacto considerable en la vida adulta de ese niño o niña, por ser este un periodo en el que se desarrolla la personalidad de las personas. Por ende, es una etapa mayormente vulnerable.
Ser víctima de situaciones de agresión ya sea verbal o física genera vergüenza y mucho dolor, por razón la víctima lo vive de manera aislada y solitaria. Este proceder crea una gran dificultad lo que complica la identificación del agresor y dificulta poder brindar el apoyo necesario a tiempo a la víctima que esta sufriendo, así se agrava, el acoso y el sufrimiento emocional.
Debemos comprender lo difícil que es vivir el día a día asistiendo a un lugar en donde sabemos que nos esperan golpes y dolor soportando experiencias difíciles de contar y también de cofrontar.
Por esta razón es tan complejo de detectar y en esta fecha del año, en que se inicia el año escolar y laboral quiero resaltar y recalcar la es importante estar alerta a cambios en el comportamiento, problemas en el desempeño o en las relaciones interpersonales. Conocemos a nuestros niños y niñas , pero, más importante aún es empoderar con ellos una relación de confianza para mantenernos al tanto de lo que sucede mientras no estamos presentes, para así poder actuar de la manera más cautelosa y correcta en bien de los pequeños.El bullying es un problema sistémico, que refleja como la sociedad resuelve sus diferencias y en el pasar del tiempo y tal vez como resultado post pandemia , los niños han cambiado su comportamiento y lo guían a través de los modelos sociales en los que se desenvuelven a diario, donde tal vez existieron hechos y ocasiones en que los padres o tutores no pudieron ayudarlos a gestionar adecuadamente sus emociones. Además la realidad es que la comunidad transmite en muchas ocasiones mensajes que incentivan “la ley del más fuerte” o el uso de la agresión como una forma legítima de solucionar un problema y esta violencia es considerada correcta si los adultos se manejan en la vida con este mismo accionar.
Debo agregar que las personas que ejercen bullying también son víctimas latentes, fueron en algún momento de sus vidas agredidos y sufren daños emocionales, por lo tanto presentan dificultades en la resolución de conflictos y no poseen estrategias más que las que conocieron en el peor momento de su vidas para enfrentarse a los problemas, ellos estan allí frente a nosotros acompañandonos en una sociedad que no le tomó el peso a la importancia de «acompañarlos a ellos» en el proceso de estos aprendizaje y en las consecuencias que un mal manejo de activar los protocolos, tal vez por que estaba la capacitación adecuada en el profesional a cargo y no vió las consecuencias que podría traer consigo.
Tengo que enfatizar en subrayar que la persona que agrede también es destructiva con otros y a la vez consigo mismo,ellos reproducen ese comportamiento a todos aquellos que visualiza y comprueba que son más indefensos.
Ambos son vistos como víctimas en este sistema donde agredir se traduce en un daño emocional propio, ya que no están proyectando bien las emociones como la culpa, identificar la agresión es algo legítimo, no tener las herramientas adecuadas para interactuar y reconocer el error, imposibilita crear vínculos que puedan generar sanas espectativas.
Hoy en día tenemos más conocimiento acerca de la salud mental y las posibles consecuencias ante un descuido, estar atento a las señales es muy importante, entregar ayuda y exigir que se cumplan los protocolos en los entornos educativos y de trabajo ante cualquier caso de agresión es desde hace mucho de carácter obligatorio.
Es prioridad ofrecer a las víctimas un lugar físico donde se sientan acompañadas,comprendidas donde tengan un respaldo emocional y puedan sentir que son valoradas y respaldadas a través de activaciones de los protocolos de la intervención escolar o laboral, apoyo psicológico y canales de comunicación efectivos donde puedan compartir sus sentimientos y necesidades. Además, de intervenir a tiempo ante un posible victimario y entregarle las herramientas y orientación necesaria para frenar a tiempo un comportamiento agresivo.
La educación, especialmente dirigida a los más pequeños, es clave.
Se debe transmitir el mensaje de que el bullying no es aceptable en ningún ámbito, junto con inculcar la empatía, el respeto y la tolerancia hacia la diversidad.
Cambiar patrones de conducta violenta es posible, por lo que no hay que olvidar que el victimario también es una víctima de un entorno que avala la violencia o que no entrega las herramientas necesarias por lo cual también debe ser incluido en la ayuda e intervención.
Debemos hacer parte de nuestra vida diaria el objetivo que pueda aproximarnos poder generar una sociedad que tenga como primer objetivo el bienestar de todos y todas, donde la salud mental sea cada vez más protegida reforzando los valores y confianza en nuestros hogares ser mamá y papá proyectando de manera positiva a los nuestros, en este mundo tan acelerado en el que estamos viviendo, hacer un tiempo unos minutos a la semana para compartir sin un celular de por medio, para la sociedad se ha vuelto difícil,pero no imposible, les invito a valorar en serio la sana convivencia y el apoyo familiar solo de esta forma podremos rescatar y superar esta pandemia mundial llamada «Bulling» .
