Teatro SUR informa, que tras la exitosa temporada de su última puesta en escena, «INVASIÓN», una adaptación dramatúrgica de Ernesto Orellana de la obra original, Los Invasores, de Egon Wolf, la familia sucesora de los mismos derechos de autor de la misma, les han cancelado la autorización de continuidad de la obr, ante lo cuál, han manifestado su repudio ante un acto de censura.
A continuación se dan a conocer los antecedentes que sustentan este comunicado público:
Nuestro proyecto puso en escena una de las obras más importantes de la dramaturgia nacional, rindiéndole un homenaje a sus creadores y estableciendo un dialogo con su versión original.» Los invasores «, fue estrenada en el Instituto de Teatro de la Universidad de Chile en 1963, con la dirección de Víctor Jara. En la obra, el espacio íntimo de la burguesía es amenazado por un grupo de representaciones sociales marginales que generan una crisis en la encerrada estructura de clases sociales generando una situación de alarma frente a la desigualdad social que vivía el país en esa época, y que hoy continua. Paradojicamente ha tenido escasos estrenos profesionales y nuestro proyecto la rescato en el presente con un destacado equipo de artistas escénicos, en pleno proceso de transformaciones culturales relevantes, conmemorando dos años de la Revuelta Popular de Octubre de 2019. Cuando comenzamos el proyecto- el cu´l además de ser financiado con recursos públicos-, continuamos la tramitación de los derechos, con las personas que lo administran, es decir con la Sociedad de Directores Audio visuales, Guionistas y Dramaturgos(ATN), dialogando la forma en que el proyecto se llevaría adelante. Llegamos a un acuerdo con ATN para presentar esta versión escénica titulada » Los invasores», en donde mediante un «prólogo» señalamos que lo que se vería sobre el escenario, era un dialogo escénico con la obra original. De ahí en adelante lo que se representa es una lectura escénica, que desde la dirección artística, optó por generar cruces temporales, re- significando a los personajes y a sus representaciones. Tras estrenarla en Valparaíso el 08 de Octubre de 2021, celebrando al mismo tiempo nuestros diez años como Compañía, tuvimos un re- estreno en Santiago, y a tres días del mismo se nos comunica la prohibición de la continuidad de la obra por parte de la sucesión de derechos de la familia. Tras explicarles que contábamos con la autorización respectiva, y el pago de $1.680.000.- por concepto de Derechos de Autor de ATN, volvimos a llegar a un acuerdo con el representante de la familia, en las que se nos solicito para poder continuar con la temporada, modificar el título de la obra y sus respectivos créditos con respecto a la autoría y así lo hicimos dé común acuerdo. De allí en adelante la propuesta se llamaría «INVASIÓN», adaptación dramatúrgica de Orellana a la obra de Egon Wolf. Los derechos eran decretados y pagados por la temporada hasta el 29 de Noviembre, en primera instancia, cumpliendo así con el proyecto que habíamos programado. Como la posibilidad de volver a acceder a los derechos quedó abierta, en el entre tanto de la temporada logramos conseguir invitaciones al Festival de Santiago a Mil y al Festival Santiago OFF, para Enero de 2022, pero lamentablemente la administración de la sucesión de derechos nos ha cancelado la posibilidad de de continuar con la presentación de la obra, teniendo que bajarnos contra nuestra voluntad de tan importantes festivales. Los argumentos que esgrimen a dicha cancelación refieren a la protección de la memoria del autor y la preservación del mensaje que dejó en sus obras, que según sus planteamientos, nuestra puesta en escena «contraviene». Más allá de entrar en detalles de un desacuerdo entre quienes deciden los derechos de autor de una obra estrenada hace casi sesenta años y una compañía que la interprete, nos parece pertinente señalar que consideramos indiscutible que uno de los roles del teatro contemporáneo es poner en tensión estos textos que nos siguen agitando preguntas, permitiéndonos imaginar la historicidad de memorias y utopías inconclusas, mediante lecturas escénicas, que desde la libertad creativa, puedan re-significar a los clásicos y hacerlos resonar en el presente. Desde allí, nuestras decisiones escénicas están motivadas en que poner en escena esta obra hoy, requiere contextualizarla, pues si bien las contradicciones de clases que la obra propone, continuan las representaciones sociales de quienes protagonizan dichas clases que han ido transformándose. Esa fue nuestra intención y así lo hicimos. Nuestra propuesta es un entramado critico de representaciones sociales entre quienes pulsan colectivamente justicias sociales y quienes se resiste conservadoramente a los cambios que el país, en su gran mayoría, exige. Pero principalmente poniendo acento en las contradicciones de una burguesía patriarcal amparada en el proyecto neoliberal de los últimos cuarenta años, que se siente amenazada ante la potencia del avance de los feminismos y las disidencias sexuales, en un innegable cambio de paradigma que implica mas justicia socia, política y cultural.
Ante esto, declaramos que nos parece razonable que las obras literarias dramáticas sean resguardadas para ser» protegidas», pero no es razonable restringir la libertad artística, cancelando la continuidad de un producto cultural estrenado que cuenta con un equipo de 18 personas involucradas, que constituye trabajo, remuneración y proyección de audiencias. Y que además, comprobando la calidad de la propuesta, tuvo una excelente recepción de parte de la crítica especializada, reconociendo nuestra capacidad para reconectar las épocas y las disputas culturales de la obra de ayer con el hoy, al punto de señalarlos como uno de los «mejores estrenos de la temporada». El rotundo éxito e interés mediático que tuvimos, incluso llego a que el pasado 1 de Noviembre, la obra fuera citada en el debate presidencial de la Universidad de Chile. Ninguna de estas justificaciones fueron suficientes para la sucesión de derechos de autor, obligándonos formalmente a tener que perder nuestros trabajos, en medio de un contexto de extrema precarización laboral para el sector cultural y teatral en Chile. Cancelar de esta manera la continuidad de un trabajo artístico y de un grupo de personas, trabajadores de las artes escénicas, por el hecho de no estar de acuerdo con un resultado artístico, no tiene otra explicación que censura artística y porque no decirlo censura política. Ante ello, nos preguntamos : ¿ Hasta donde puede llegar la libertad artística escénica si quienes tienen el derecho de un texto dramatúrgicos literarios pueden legalmente cancelar la continuidad de un resultado artístico escénico con el que no están de acuerdo ?, ¿Hasta cuando el patrimonio cultural en Chile va a estar en manos de privados ?, ¿ No son acaso los múltiples dramas, que hemos puesto en escena una y otra vez, materiales artísticos para reinterpretar al ser humano, al mundo, y a las culturas?, Es necesario esperar setenta años desde la muerte de un autor para que las obras se «liberen»?,¿ No debería ser el patrimonio cultural artístico, un bien público?. Logramos estar dos meses de temporada en plena pandemia, con estrenos en dos regiones, logrando alcanzar a casi tres mil espectadores entusiasmados no tan solo de reencontarse con el teatro de forma presencial, sino con disfrutar de este clásico cuya contextualización rememoro a los movimientos sociales de la década de los sesenta, rindió un homenaje a sus creadores, y puso como paisaje escénico las memorias políticas de la revuelta de Octubre, par4a señalar que aún esta aquí, se transforma y todavía hay mucho por venir. Pese a que existen conservadores que ins8isten en que todo debe mantenerse en una especie de » Historia original», que no debe transformarse.
Agradecemos profundamente a quienes nos apoyaron, al Parque Cultural de Valparaíso y al Teatro Mori, por acogernos y al público que nos acompaño vibrando.
Esperamos invitar a la reflexión sobre las libertades creativas. Y a este tipo de situaciones lamentables no vuelvan a ocurrir NUNCA MAS en nuestras artes escénicas.